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La
acupuntura y moxibustión es una parte importante del gran tesoro de la
medicina y la farmacología chinas. Su historia se remonta a más de dos mil
años. Durante largo tiempo de práctica, los médicos de las diversas
dinastías de China han enriquecido, desarrollado y perfeccionado esta
especialidad de la medicina tradicional china, que abarca diversas teorías
básicas, tales como yin-yang, los cinco elementos (movimientos), zang-fu
(órganos y visceras), qi-xue (energía y sangre), jing-luo (meridianos y
colaterales), así como distintos métodos de manipulación de agujas y ricas
experiencias clínicas del tratamiento según los síntomas y signos, haciendo
que sea una terapia muy eficaz y característica de China.
Esta
terapia obtiene buenos resultados ante muchas enfermedades, y posee ventajas
sobresalientes; por ejemplo, requiere instrumentos sencillos, es segura y
económica y de fácil aprendizaje y no ofrece resultados negativos, razón
por la cual la acupuntura y moxibustión desempeña un papel cada día más
importante; su difusión es amplia en el pueblo chino, y también se ha ido
ganando progresivamente la confianza y la consideración de los diversos
países del mundo.
En
diciembre de 1979, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó la
decisión de recomendar el tratamiento acupuntural en la curación del
resfriado, la amigdalitis aguda, la jaqueca, la neuralgia trigeminal, la
ciática, la gastritis aguda y crónica, la constipación, la odontalgia, y
otras afecciones, hasta un total de 43 enfermedades. Esta resolución
demuestra claramente que la terapia acupuntural y moxibustural de China es
bien acogida en todo el mundo.
La terapia
originaria de China incluye dos antiguos métodos diferentes de tratamiento:
la acupuntura y la moxibustión. La acupuntura trata las enfermedades por
medio de agujas. Consiste en insertar una aguja metálica de cuerpo largo y
punta fina en determinadas zonas (puntos), aplicando ciertos métodos de
manipulación para producir en el paciente sensaciones de dolor,
entumecimiento, distensión y pesadez, con el fin de curar la enfermedad. La
moxibustión, como su nombre indica, trata la enfermedad cauterizando con
moxas. Esta terapia consiste en aplicar conos o cigarros encendidos hechos
con hojas secas y molidas de artemisa (artemisia vulgaris) sobre
determinadas regiones de la superficie del cuerpo humano con el propósito
de curar la enfermedad.
En su etapa
inicial, la acupuntura y la moxibustión no constituían una sola terapia, no
eran usadas al mismo tiempo y, por lo tanto, no se las denominaba juntas.
Según los datos de la historia de la medicina china conservados hasta hoy,
la moxibustión es de más temprana aparición que la acupuntura. En 1973, se
hallaron, desenterrándolos, cuatro ejemplares de obras de la medicina
tradicional china, en la tumba número 3 de la dinastía Han en Mawangdui,
Changsha, provincia de Hunan. Según las investigaciones, estas cuatro obras
son más antiguas que el Huangdi Neijing (Canon de Medicina Interna), la
primera obra de medicina tradicional china de la antigüedad que se conserva
hoy en día. Estas obras sólo registran la moxibustión, no la acupuntura.
Antiguamente, la gente, antes de crear y dominar la técnica de la
acupuntura y moxibustión, había vivido un largo período de tiempo en el
que, cuando alguien se sentía indispuesto, se masajeaba o se golpeaba
instintivamente en las zonas corporales afectadas, hasta que se aliviaban o
desaparecían los síntomas de la indisposición. Luego de innumerables
prácticas, se llegó al convencimiento de que cuando se sentía dolor o
indisposición en alguna parte del cuerpo, se debían dar masajes o golpes en
dicha zona e incluso pincharla o presionarla con objetos agudos, para
aliviar los síntomas o hacerlos desaparecer. Esto constituye el germen de
la acupuntura, y esas zonas, en las que se aplicaban los masajes o golpes,
se constituyeron más tarde en base de partida para hallar los «puntos»
acupunturales.
En el
período del tratamiento acupuntural incipiente nuestros antepasados curaban
las enfermedades con agujas de piedra denominadas bian, chan y zhen. Y en
la edad neolítica, además de agujas de piedra artificialmente pulidas, se
usaban también agujas pulidas de hueso o de bambú como instrumentos para la
acupuntura. Y cuando nuestros antepasados crearon la técnica de cocer
tensilios de barro, comenzaron a utilizarse agujas de barro. Incluso
después de la fundación de la República Popular China, en algunos lugares
se conservaba este antiguo método de «tratamiento con
agujas de barro». En consonancia con el desarrollo social, luego de la
creación de la metalurgia, aparecieron sucesivamente agujas de diferentes
metales; por ejemplo, las agujas de hierro, de plata y de aleaciones
metálicas, y hoy se fabrican agujas de acero inoxidable muy finas y de
fácil manejo. El uso de las agujas metálicas llevó el tratamiento acupuntural
a una nueva etapa de desarrollo.
La
metalurgia no sólo determinó la base material para la fabricación de agujas
metálicas, también proporcionó posibilidades para fabricar instrumentos
acupunturales de diferentes usos y formas. A medida que se iban ampliando y
acumulando experiencias en el tratamiento acupuntural, fueron surgiendo
nuevas exigencias en cuanto a la forma de las agujas.
Las «nueve
agujas» de la Antigüedad eran fabricadas en nueve formas distintas, según
los diferentes usos. La aparición de las «nueve agujas» constituye un
símbolo del nuevo desarrollo de la técnica y la teoría de la acupuntura.
Las «nueve agujas» son: chan, para punzar superficialmente la piel; yuan;
con cabeza redonda para aplicar masajes; chi, para presionar; feng, para
sangrar; pi, para extraer pus; yuanli, con cuerpo redondo y punta aguda
para casos de urgencia; filiforme, de amplio uso; larga, para insertar
profundamente en regiones de gruesa musculatura o grasa, y grande, útil
para tratar enfermedades de las articulaciones. En 1968 se extrajeron de la
tumba del matrimonio de Liu Sheng con el príncipe Jing, de Zhongshan, de la
dinastía Han del Oeste (siglo II a. J.C.), nueve agujas para acupuntura:
cuatro de oro y cinco de plata. Era la primera vez que se descubrían agujas
de metal para acupuntura usadas en tan lejana época. Una de estas agujas
tiene punta triangular, es decir, de tres filos, parece una aguja feng, y
dos son filiformes. El uso de las «nueve agujas» no sólo enriqueció los
métodos del tratamiento y amplió las indicaciones de la acupuntura, sino
que también mejoró los resultados de dicho tratamiento. A lo largo de su
prolongada evolución, algunas de las «nueve agujas» se han desarrollado, y
otras han quedado fuera de uso. Los instrumentos acupunturales más generalizados
hoy son transformaciones de la aguja filiforme, y la aguja de tres filos
para sangrar equivale a la aguja feng de la Antigüedad.
El
tratamiento moxibustural tiene estrecha relación histórica con la
acupuntura. Se originó cuando la gente, calentándose alrededor de la
hoguera, descubrió que el calor hacía desaparecer algunas indisposiciones,
o que a veces las quemaduras podían aliviar algunos síntomas. Fue así como
poco a poco la moxibustión llegó a convertirse en un método terapéutico.
Inicialmente la moxibustión se hacía
de manera directa, esto es, colocando los conos de moxa (conos del tamaño
de un grano de trigo o de medio hueso de azufaifa) encendidos directamente
sobre la piel en los puntos indicados para el tratamiento. La moxibustión
directa era de dos tipos: con cicatriz o sin cicatriz. La moxibustión con
cicatriz dejaba, al cauterizar, ampollas que daban origen a cicatrices. Era
un método que causaba mucho dolor al paciente al producirse una quemadura
profunda, por eso su práctica ha sido desechada.
En el
desarrollo de la moxibustión se han creado varios métodos indirectos: con
una rebanada de ajo, jenjibre o una pildora de medicina tradicional como
elemento aislante. Es decir, entre el cono de moxa y la piel se interpone
un aislante, que suele tener tres milímetros de espesor y estar agujereado.
También se hace moxibustión indirecta con sal como materia aislante. Estos
métodos indirectos no sólo mejoran el resultado del tratamiento, también
eliminan las ampollas y ulceraciones y son más seguros y de más amplio uso,
por lo que en nuestros días se aplican con frecuencia en la práctica
clínica.
Los puntos
acupunturales son aquellos sitios específicos del cuerpo humano donde se
aplica acupuntura o moxibustión y que pueden producir, mediante tal
aplicación, cierta reacción en otras zonas o en algún otro órgano, de
manera que se logren resultados curativos. Según la teoría de meridianos y
colaterales de la medicina tradicional china, los puntos pueden transmitir
a la superficie la función de los órganos del interior del cuerpo humano y
sus cambios, y, al mismo tiempo, comunicar los factores exógenos que recibe
la superficie al interior, razón por la cual se cree que los puntos tienen
la delicada función de «transmisión».
Al
principio, los puntos no tenían sitios determinados ni nombres propios, ni
tampoco fueron hallados todos a la vez. El hallazgo de los puntos tiene
mucho que ver con el nacimiento del tratamiento acupuntural y moxibustural
y con su desarrollo. Tras un largo tiempo de práctica, la gente llegó a
saber que masajear, punzar, presionar o cauterizar ciertos sitios podía
causar reacción en estos lugares y en otras zonas correspondientes, de modo
que se podía hacer que desapareciesen o se aliviasen ciertas enfermedades.
Poco a poco, la localización y la función de cada punto se han ido
especificando.Y para facilitar su recuerdo y memorizar sus indicaciones se
los fue denominando según las características de la parte donde se
encuentra cada punto y de acuerdo con su función
particular.
Por otra
parte, a través de constantes prácticas clínicas, se ha descubierto que
cuando uno padece cierta enfermedad, aparecen en determinado punto, o en
algunos puntos que se encuentran en diferentes zonas, fenómenos anormales,
tales como dolor, distensión o calor. Esto ha conducido al conocimiento de
la ley de relación entre los puntos y las enfermedades, y, por
consiguiente, se ha llegado al diagnóstico por observación de los puntos.
El hallazgo
de los puntos y la ampliación de sus usos constituyen un importante
adelanto en la acupuntura y moxibustión. Su valor no sólo radica en el
conocimiento de su localización en el cuerpo humano y de su función, sino
también en que ha dado origen a la teoría de meridianos y colaterales.
Así pues,
se han echado de ese modo los cimientos para el desarrollo de la acupuntura
y moxibustión. En el pasado, al aplicarse el tratamiento acupuntural se fue
observando que con determinada manipulación las sensaciones de dolor,
entumecimiento, distensión y pesadez en el paciente se extendían siempre a
lo largo de determinada dirección. Más tarde se descubrió que ciertos
puntos que se encontraban en diferentes partes tenían la misma o parecida
función; así, se llegó a comprender la ley que los relaciona. Sobre esta
base de conocimiento, se ligaron los puntos que tenían similares funciones
o íntimas relaciones. Desde el «punto» se llegó a la «línea», y a partir de
ellos, a la noción de «meridianos y colaterales», concepto que se refiere a
las particulares relaciones internas entre ciertos puntos o entre éstos y
algunos órganos.
Antiguamente
la gente denominaba los «troncos» verticales como «meridianos », que tienen
el sentido de «pasaje », y a las ramas que se derivan de éstos,
«colaterales», con el sentido de «red». En Neijing se refiere que los
meridianos, ligándose entre sí según cierto orden, forman una red que «se
extiende por todas las partes del cuerpo con circulación permanente». Según
la teoría de meridianos y colaterales de la medicina tradicional china, en
el cuerpo humano existen doce meridianos regulares y quince colaterales,
junto con otros ocho meridianos extraordinarios y secundarios. Estos
meridianos y colaterales se cruzan entre sí, comunican lo interior con lo
superficial, y viceversa, y llegan a todas las partes del cuerpo,
formándose así todo un «sistema de meridianos y colaterales» que vinculan
de esta manera todos los órganos internos, los tejidos, las diversas partes
de la cabeza, la cara, el tronco y las extremidades, haciendo que el cuerpo
humano sea un todo íntegro unificado. La formación y el desarrollo de dicha
teoría simbolizan el enriquecimiento y la elevación de la teoría de la
acupuntura y moxibustión a través de la práctica.
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